Endosar al pasado sus propios errores; o confiar al futuro, el cumplimiento de sus promesas de incierto y dudoso resultado, revela la incapacidad de un político para gobernar. Lo que se conoce como la política de ir tirando, pensar que el tiempo lo cura todo.

La disculpa del tiempo sirve de coartada para eludir su responsabilidad. Huye del presente o lo enmascara. Se trata de un ejemplo de escapismo político. Esa actitud de autodefensa se basa en proclamar que la culpa es de los otros o, como vulgarmente se dice, echar balones fuera.

Algunos políticos recurren al engaño de referirse siempre a la herencia recibida, como si de una excusa absolutoria se tratara, para justificar las consecuencias desfavorables de su mandato.

Alcanzar el poder, implica aceptarlo, con todas sus consecuencias, favorables y adversas

Lo dicho, ¡Tic, tac! ¡Tic, tac!