Las prisas son malas consejeras, habitualmente provocan que tomes malas decisiones. Los ciudadanos no pueden ser engañados permanentemente, esperan otro compartimiento de sus representantes políticos. Si se promete algo se cumple, si se solicita la confianza de la ciudadanía hay que responder con honestidad y valentía. El programa electoral se cumple.
Dejar la gestión para el último año de legislatura es de malos gobernantes, demuestra lo que NO le importan los ciudadanos. Solo piensan es sugestionarlos a través de un catálogo, más o menos, extenso de obras para ocultar lo NO hecho en los tres años anteriores.
La confianza del pueblo son CUATRO AÑOS, la gestión son cuatro años, los proyectos y las actuaciones son cuatro años, la política son cuatro años. Cuatro años para trabajar y trabajar.
Si todo se deja para el último año, ¿qué se ha hecho en los tres años anteriores? La respuesta es clara, NADA. El último año quieren salvar una legislatura que destaca por la desidia, el desconocimiento de la administración, la inoperancia y el aislamiento con ciudadanos y empresarios.
El último año no puede ser la coartada para justificarse ante los ciudadanos, no puede ser el bálsamo que todo lo cure. Los ciudadanos queremos gobernantes CUATRO AÑOS.