Hasta 2011, Almonte fue un pueblo de prestigio, innovador, pionero y guardián indiscutible de su identidad y sus tradiciones.
Dos gobiernos después, han destrozado todo lo que han podido. Aquel Almonte que se encontraron hecho y reluciente lo han desfigurado a base de golpes bajos y traiciones. La deriva ha sido el único destino del que llegó a ser el pueblo más importante de la provincia de Huelva y uno de los más señeros de Andalucía y España.
La situación es clara: TRADICIONES abandonadas, EMPLEO cero, TURISMO inexistente, CULTURA arrasada, GOLF cerrado, CULTURA desaparecida, INFRAESTRUCTURAS y COMUNICACIONES agujereadas, y así un largo etcétera.
En definitiva, un patrimonio legado tirado a la basura.
Situaciones, todas, fruto de responsables irresponsables, desinteresados y miedosos.